El sábado pasado jugamos en Campello y por primera vez desde que estoy en Agost no me lo pasé nada bien. Las condiciones, al igual que a veces sucede en Agost, fueron muy difíciles para jugar. La diferencia es que en Agost aunque tratamos de limpiar la pista antes de los partidos a veces no se puede evitar que resbale. Tampoco es nuestra responsabilidad el hecho de que la acústica de una nave industrial convertida en cancha de baloncesto no sea la mejor. En Campello nos encontramos con circunstancias de fuerza mayor pero también con otras fácilmente evitables. Que nos pongan en la mesa a la persona que nos pusieron... lo único que voy a comentar es que con lo que pagan ni esta gente que juega en Agost ni los chavales de Campello se merecen encontrarse esto. La federación tendría que tratar mejor estas categorías.
En cuanto al arbitraje estuvo lleno de errores pero rara vez decide partidos, este no fue la excepción. Los árbitros tenían buena actitud, manejaron el partido sin necesidad de pitar ni una sola técnica a pesar de las muchas protestas y por supuesto fallaron, fallaron mucho pero no más de lo que lo hacen los jugadores.
Los chicos de Campello nos dieron una lección de intensidad, pero sin más acierto en el tiro no sólo no nos ganarán en el partido de vuelta sino que tendrán muchas dificultades para ganar contra cualquiera de los equipos de arriba. Desde los primeros compases del partido su intensa defensa individual a media pista nos hizo mucho daño. Cada vez tengo más claro que tenemos mayores dificultades para atacar defensas individuales que zonales. En los primeros minutos del segundo cuarto cogieron una ventaja de 7 u 8 puntos. Nosotros tuvimos como principal baza ofensiva a Pedro. Él ya sabe cual es su punto flaco, pero a pesar de ello fue el que mejor se sobrepuso a la “dura” defensa rival, tratándose de la mejor opción en ataque ya que se permitió tanto contacto que romper con penetraciones era para nosotros casi una utopía.
Hacia la mitad de este segundo cuarto dio la sensación de que los nuestros se dieron cuenta de que se podía “repartir” y con varios robos de balón al límite logramos las canastas necesarias para darle la vuelta al marcador. Al descanso ya íbamos 7 arriba y en la segunda parte logramos 7 puntos más de renta para acabar con el 50-64 final.
Hacer la crónica con la estadística que me suele tomar Riki o en su día Adolfo es mucho más fácil pues es muy completa, pero esta vez por un error mío no la tenemos.
Destaco la capacidad de los nuestros para adaptarse a las circunstancias de ruido, de faltas constantes no pitadas, algunas cosas relativas a la mesa que no tienen nombre y al servidor que estuvo dando la vara más de la cuenta. Eso sí, a un arbitraje lleno de fallos veo que no vamos a ser capaces de sobreponernos. Me preocupa que psicológicamente no podamos aguantar varios errores arbitrales consecutivos en contra y que tiremos por la borda partidos en los que podemos competir. Las derrotas tarde o temprano llegarán pero no quisiera que fuera por un motivo diferente a que el rival fue mejor que nosotros ese día.
Grata sorpresa la victoria del Racing. Bueno no ha sido tanta sorpresa, de hecho me han contado que ganaron jugado muy bien al baloncesto.
También quería agradecer a Nacho, el entrenador del Altet y a sus jugadores que han hecho todo lo posible por aceptar el cambio en la fecha de partido y que gracias a su compañerismo podemos jugarlo con casi todos nuestros efectivos.
Saludos
D. Olmos